CADA DIA SE SIRVEN MÁS TRANSGENICOS
POR RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ | PUBLICADO EL 31 DE MARZO
DE 2015
La siembra y el consumo de
transgénicos viene en aumento en Colombia. A los tradicionales maíz y algodón
se sumarán en el futuro otros como papa, caña y yuca.
Llegan
cada día a la mesa sin que nadie se entere. Y cada día conquistan nuevas
tierras. Sí, el algodón y el maíz transgénicos son una realidad nacional, el año
pasado se sembraron casi 17.000 hectáreas más de esos cultivos, incluidas
algunas para las flores azules de exportación, completándose 119.000 hectáreas
sembradas. Y aunque no hay forma de verificarlo, expresa María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, buena
parte es para consumo humano.
No es una
novedad, aunque el tema suscita todavía controversia en especial en el plano
internacional si bien a ciencia cierta no se ha demostrado algún efecto nocivo
de estos cultivos pese a campañas discontinuas dirigidas contra las pocas
empresas que producen las semillas transgénicas, Monsanto y DuPont.
El maíz y
el algodón modificados que se siembran contienen características para hacerlos
más resistentes a ciertas plagas o a los herbicidas.
Un
reporte este mes del Instituto Worldwatch recuerda que los transgénicos no han
aliviado el hambre de la población sino ahorrado tiempo y recursos a los
productores. En el planeta estos cultivos también avanzan: 181,5 millones de
hectáreas sembradas, siendo Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá
los principales productores.
Pero la
idea no era esa. Sergio Valencia, agricultor del Meta
que siembra maíz transgénico, confirma que con estos cultivos, por los cuales
optó en 2009, ahorra en la aplicación de insecticidas y herbicidas
concediéndole tranquilidad para dedicarse a otras labores y reduciendo la
contaminación.
Transformación
Pero no
son los únicos cultivos con semillas modificadas genéticamente. Soya y canola
son otros y algunos para producir biocombustibles.
Las
semillas transgénicas para cultivos nacieron para mejorar rasgos como la
tolerancia a herbicidas y a plagas, pero han ido evolucionando.
“Al
comienzo era la inserción de genes provenientes de organismos como bacterias,
pero ya se introducen genes de plantas con las características requeridas de la
misma especie o en otra del reino vegetal”, explica Ingrid Schuler, docente e investigadora de la Universidad Javeriana.
Se han
agregado valores nutricionales, como mayor contenido de vitamina A en el
llamado arroz dorado.
“En
Colombia se han adoptado y adaptado en cultivos de interés. Lo que nos hemos
concientizado investigadores, productores, consumidores es que es una opción
con grandes ventajas, que debe ser evaluada, pero que el uso de tecnologías da
más seguridad, no del 100%, pero no se ha demostrado nivel de riesgo que impida
consumirlos”.
En el
país, el principal cultivo con semilla modificada es el maíz, con un
crecimiento sostenido, seguido del algodón. Uscátegui informa que se aprobó la
soya para los Llanos y el Valle del Cauca, pero no ha comenzado a sembrarse. Y
de los productos en estudio el más avanzado es la papa resistente a la polilla
guatemalteca, de la CIB en Medellín. Otros son la yuca con más vitamina A que
desarrolla el Ciat y la caña de azúcar resistente al virus de la hoja amarilla.
Los
productos que llegan del extranjero como soya y maíz están orientados a la
alimentación animal.
Hay 12
hectáreas dedicadas al cultivo de rosas y claveles azules, pero son para
exportar.
“El 96%
del algodón sembrado es genéticamente modificado y el 15% del maíz”, dice. De
algodón había sembradas 29.838 hectáreas en 2014.
Schuler
indica que la tecnología es adoptada incluso por pequeños agricultores porque
les es rentable.
Biotecnología
plena.
ALIMENTOS TRANSGENICOS
MANIPULACION GENETICA DE LOS ALIMENTOS
Se denominan alimentos transgénicos a
los obtenidos por manipulación genética que contienen un aditivo derivado de un
organismo sometido a ingeniería genética; también se llaman así a aquellos que
son resultado de la utilización de un producto auxiliar para el procesamiento,
creado gracias a las técnicas de la ingeniería genética.
La biotecnología de alimentos aplica los
instrumentos de la genética moderna a la mejora de localidad de los productos
derivados de las plantas, animales y microorganismos. Desde tiempos remotos, él
hombre ha seleccionado, sembrando y cosechado las semillas que permiten la
obtención de los alimentos necesarios para el mantenimiento de su metabolismo.
De la misma manera, se ha fabricado pan, cerveza, vino o queso sin conocimiento
alguno acerca de la ciencia genética involucrada en estos procesos. Desde muy
antiguo, los genes de los alimentos han sufrido una modificación, destinada a aumentar sus cualidades
benéficas. La biotecnología moderna permite a los productores de alimentos
hacer exactamente lo mismo en la actualidad, pero con mayor nivel de
comprensión y capacidad selectiva.
En un principio, el hombre se alimentaba de los
animales que podía cazar o de las especies vegetales que crecían en su entorno
más inmediato, Posteriormente se idearon técnicas para cultivar ciertas
plantas. Cuando los primeros seres humanos decidieron establecerse y cultivar
sus alimentos, en lugar de vagar para encontrarlos, nacieron la agricultura y la
civilización. Con el tiempo, los métodos se han vuelto más sofística-. dos,
pero todos los intentos por mejorar los cultivos de alimentos han dependido,
del enfoque popular de la naturaleza hacia la producción. Las aves y abejas aún
permiten a los reproductores cruzar cultivos con sus parientes silvestres. La
reproducción de híbridos desarrolla características deseables, tales como un
sabor más agradable, un color más intenso y mayor resistencia a ciertas
enfermedades vegetales.
La era de los denominados «alimentos transgénicos»
para el consumo humano directo se inauguró el 18 de mayo de 1994, cuando la
Food and Drug Adminístration de los Estados Unidos autorizó la
comercialización del primer alimento con un gen «extraño» el tomateFlavr-Savr;
obtenido por la empresa Calgene. Desde entonces se han elaborado cerca de cien
vegetales con genes ajenos insertados. Los productos que resultan de la
manipulación genética se pueden clasificar de acuerdo con los siguientes
criterios:
• Organismos susceptibles de ser utilizados como
alimento y que han sido sometidos a ingeniería genética como, por ejemplo, las
plantas manipuladas genéticamente que se cultivan y cosechan.
• Alimentos que contienen un aditivo derivado de un
organismo sometido ingeniería genética.
• Alimentos que se han elaborado Utilizando un
producto auxiliar para el procesamiento (por ejemplo, enzimas), creado gracias
a las técnicas de la ingeniería genética. Este tipo de sustancias suelen
denominarse alimentos recombinantes. Para incorporar genes foráneos comestibles
en la planta o en el animal, es preciso introducir vectores o «parásitos
genéticos», como plásmidos y virus, a menudo inductores de tumores y otras
enfermedades —por ejemplo, sarcomas y leucemias…… Estos vectores llevan genes
marcadores que determinan la resistencia a antibióticos como la kanamicina o la
ampicilina, que se pueden incorporar a las poblaciones bacterianas (de nuestros
intestinos, del agua o del suelo). La aparición de más cepas bacterianas
patógenas resistentes a antibióticos constituye un peligro para la salud
pública.
Beneficios de la biotecnología de alimentos
Estas nuevas técnicas auguran posibilidades reales
de optimizar la producción de alimentos. El método mencionado en el caso de los
tomates —cosechados para el consumo directo, sin necesidad de que maduren
artificialmente en cámaras— se está aplicando al cultivo de melones, duraznos,
plátanos y papayas de mejor sabor, y a flores recién cortadas, cuya duración se
prolonga. Más concretamente, la biotecnología influirá positivamente en los
siguientes aspectos:
• Mejor calidad de los granos en semilla. • Mayores
niveles de proteínas en los cultivos de forrajes.• Tolerancia a sequías e
inundaciones ‘•Tolerancia a sales y metales.
• Tolerancia al frío y al calor.
Riesgos de la Biotecnología de los alimentos
La introducción de genes nuevos en el genoma de la
planta o del animal manipulado provoca transformaciones impredecibles de su
funcionamiento genético y de SU metabolismo celular; el proceso puede acarrear
la síntesis de proteínas extrañas para el organismo —responsables de la
aparición de alergias en los consumidores…..; la producción de sustancias
tóxicas que no están presentes en el alimento no manipulado, así como
alteraciones de las propiedades nutritivas (proporción de azúcares, grasas,
proteínas, vitaminas, etc.).
Hay suficientes peligros reales como para afirmar
que estos alimentos no son seguros. Las experiencias pasadas con biocidas como
el DDT, aconsejan una prudencia extrema. Junto a los riesgos sanitarios, la
amenaza para el medio ambiente es, incluso, más preocupante La extensión de
Cultivos transgénicos pone en peligro la biodiversidad del planeta potencia la
erosión y la contaminación genética, además del uso de herbicidas (un
importante foco de contaminación de las aguas y de los suelos de cultivo).
Según un informe de la OCDE, el 66% de las experimentaciones de campo con
cultivos transgénicos que se realizaron en años recientes estuvieron
encaminadas a la creación de plantas resistentes a herbicidas La Agencia de
Medio Ambiente de Estados Unidos advierte de que este herbicida de amplio
espectro ha situado al borde de la extinción a una gran variedad de especies
vegetales del país; por otro lado, está considerado uno de los más tóxicos para
microorganismos del suelo, Como hongos, actinomicetos y levaduras.
Otra de las preocupaciones fundadas es el posible
escape de los genes transferidos hacía poblaciones de plantas silvestres,
relacionadas con dichos cultivos transgénicos, mediante el flujo de polen: la
existencia de numerosas hibridaciones entre si todos los cultivos transgénicos
y sus parientes silvestres ha sido bien documentada La introducción de plantas
transgénicas resistentes a plaguicidas y herbicidas en los campos de cultivo
conlleva un elevado riesgo de que estos genes de resistencia pasen, por
Polinización cruzada a malas hierbas silvestres emparentadas creándose así las
denominadas «súper malas hierbas», capaces de causar graves daños en plantas y
ecosistemas naturales.
A su vez, estas plantas transgénicas con
características nuevas pueden desplazar a especies autóctonas de sus nichos
ecológicos. La liberación de organismos modificados genéticamente al medio
ambiente tiene consecuencias a menudo imprevisibles, pues una vez liberados —el
animal o la planta —,se reproducen y se dispersan por su hábitat,
imposibilitando cualquier control.
¿Cómo se hace un análisis de
drogas?
Un grupo de
jóvenes en Bogotá examina sustancias psicoactivas para informar sobre sus
riesgos.
Por: JOSÉ DARIO PUENTES |
11:09 a.m. | 27 de
agosto de 2015
Es el
primer día de Rock al Parque 2015. La lluvia cae por tandas sobre el Parque
Simón Bolívar, en el Occidente de Bogotá. Los asistentes hacen fila para
someterse a las rutinarias requisas de la Policía. Lo decomisado termina en
bolsas negras, solo se salva lo que se ‘encaleta’ bien.
Carlos* y
Mateo*, de 18 años, hacen parte de la masa de espectadores. Ambos van vestidos
con chaqueta de cuero y pantalón ajustado, cargan dos bolsitas de ‘perico’
(cocaína) que pasan desapercibidas por los uniformados. Antes de buscar el
escenario en el que tocará el grupo musical que cierra la jornada, deciden
confirmar si la cocaína que compraron es realmente dicha droga, como se los
aseguraron los vendedores. “Es que la están sacando ‘chiviada’”, dice uno de
ellos.
Mientras
tanto, un grupo de jóvenes en una carpa espera que consumidores como Carlos y
Mateo se acerquen y pidan información sobre las drogas que ingerirán. Ellos
pertenecen al proyecto ‘Échele cabeza cuando se dé en la cabeza’, liderado por
la ONG bogotana Acción Técnica Social.
“Lo que
hacemos es brindarle información a personas mayores de edad que ya han tomado
la decisión de ingerir drogas y que no tienen problemas graves derivados de
esto, con el fin de promover la reducción del consumo”, explica Julián Andrés
Quintero, director de la organización.
‘Échele
cabeza’ nació en el 2009 con los ‘raves’ ─fiestas de música electrónica─ de
Bogotá y otros eventos en los que el consumo de drogas es evidente. “Siempre
hemos intervenido en esos espacios. Nunca nos verán en la entrada de un
colegio, ni en parques”, aclara Quintero. A través de folletos con llamativos
mensajes como ‘Destrábese, manténgase atento’ o ‘Si decidió comprar trago
pirata, no olvide pedir las gafas y el bastón’, informan sobre los riegos de
consumir sustancias psicoactivas, sobre todo si están adulteradas.
Hace tres
años, el Servicio de Análisis de Sustancias Psicoactivas (SAS) se incorporó al
proyecto. Cuenta con el permiso del Fondo Nacional de Estupefacientes y el
apoyo de la Secretaría de Salud de Bogotá, y busca analizar las drogas
─voluntariamente─ que se llevan a fiestas y conciertos, con el fin de que los
consumidores conozcan la composición de las sustancias.
“Tenemos
unos métodos muy sencillos con los que podemos decir dos cosas: uno, si hay
presencia o no de la sustancia adquirida; y dos, si hay presencia de sustancias
adulterantes”, precisa Julián Molina, químico farmacéutico y coordinador del
SAS.
El
análisis
Carlos
saca de su billetera la bolsita de cocaína y se la entrega a uno de los
miembros de ‘Échele cabeza’, para que la analice en un básico laboratorio
montado allí. Confiesa que se siente nervioso, pues cambió de ‘dealer’
─proveedor de droga─ y no sabe con qué se encontrará.
Se extrae
una porción del polvo blanco, que es depositada en otra bolsita: es la muestra
para el análisis. Enseguida, Carlos debe responder unas preguntas: en cuál barrio
o localidad vive, por cuánto dinero y en dónde compró la droga. “Yo compré ese
'perico' en Chapinero, a 5.000 pesos. Debe ser del más 'paila' ”, dice.
Molina
usa unos guantes de látex negros y comienza el procedimiento. “Para analizar
cocaína, usamos la prueba de Scott semicuantitativo. Consiste en aplicarle un
reactivo a la muestra para identificar un promedio general de la droga. Luego
la centrifugo por un tiempo y obtengo el resultado”.
Esa conclusión expresa en porcentajes la
cantidad real de la droga en determinada sustancia: entre 0 y 25 por ciento,
entre 25 y 50 por ciento, entre 50 y 75 por ciento, y más de 75 por ciento.
El
‘perico’ que compró Carlos es realmente cocaína de entre 50 y 75 por ciento.
“El otro 50 o 25 por ciento es un adulterante desconocido que puede provocar un
‘mal viaje’ ”, advierte el químico farmacéutico.
Ahora es
el turno de Mateo. “Toca saber qué es lo que uno se mete, ¿no? Escuché que
están rebajando la droga con sedantes para animales”, cuenta mientras entrega
la muestra; su prueba da el mismo resultado que la de Carlos. Posteriormente,
se marchan tranquilos con los análisis, tanto, que deciden ‘pegarse el viaje’ a
pesar de que ese ‘perico’ no es puro.
Cabe
destacar que las pruebas usabas por el SAS no solo sirven para medir la
cantidad de droga existente en una sustancia. También ayudan a detectar
adulterantes o descubrir nuevos psicoactivos.
“Quien
elige es la persona. Nosotros no tenemos una visión prohibicionista. Solo le
damos la información para que tome la decisión”, aclara Quintero. Sin embargo,
cuenta que ha visto jóvenes que, al recibir el resultado del análisis, tiran la
droga para evitar consumirla. “Hasta algunos se han enojado y dicen: ‘¡Esto es
una mierda! Me estafaron’ ”.
La
marihuana es la droga de mayor consumo en Colombia según la última Encuesta
Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, realizada en el 2013 por el
Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia. La cocaína ocupa el segundo
lugar. En el mismo estudio también se detectó un incremento en el uso de estas
sustancias, en comparación con el 2008.
A
mediados del 2014, ‘Échele cabeza’ publicó los resultados de varios análisis
elaborados en festivales y fiestas a los que fueron invitados. El 65 por ciento
de la cocaína analizada tenía un nivel de pureza menor al 50 por ciento, es
decir, la droga estaba adulterada. En cuanto a las pruebas que hicieron en LSD
(una de las drogas sintéticas que existen en el mercado), el resultado
preocupa: ninguna muestra tenía el ácido.
El LSD y
otras drogas sintéticas
Horas más
tarde, un joven de unos 20 años se acerca a la carpa. Pregunta por el análisis
y entrega un pequeño cartón de LSD. Un integrante de ‘Échele cabeza’ corta con
un bisturí la muestra y Vanesa Morris, coordinadora del proyecto, la recibe. Es
socióloga de profesión, pero se preparó para realizar las pruebas.
“Todos
nuestros colaboradores recibieron las debidas capacitaciones”, destaca
Quintero.
Morris
procede a hacer un test colorimétrico conocido como cromatografía en capa fina
o TLC (por sus siglas en inglés). Aplica sobre la muestra un reactivo. Si
presenta fluorescencia, quiere decir que sí es la sustancia. Pero si se torna
color amarillo, indica que se trata de 25i –NBOMe, una anfetamina que produce
efectos psicodélicos más potentes que el mismo LSD y la cual se vende en las
calles como si fuera ácido, según ha detectado el proyecto.
“Aún no
están claros los daños colaterales del 25i –NBOMe. Lo que hemos visto son
‘malos viajes’ o intoxicaciones agudas. El LSD se demora 40 minutos en hacer efecto,
mientras que esa sustancia actúa más rápido”, argumenta Morris.
Otra de
las preocupaciones del equipo de ‘Échele cabeza’ son las drogas sintéticas. En
las muestras han identificado, por ejemplo, que el MDMA –mejor conocido como
‘éxtasis’– se está adulterando con DOC, una sustancia que genera alta
estimulación y cuyo efecto puede durar mucho más tiempo.
“Nosotros
nos debemos mucho a los usuarios. Nos traen lo último que sale para analizar
cómo es. Ahí nos damos cuenta de las cosas raras que van apareciendo”, cuenta
Quintero. De ese modo, descubrieron este año la circulación de una pastilla de
‘éxtasis’ llamada ‘Heisenberg’. Es azul y tiene el rostro de Walter White, el
protagonista de la serie de televisión estadounidense ‘Breaking Bad’. Al
someterla a las pruebas, encontraron que no era MDMA, sino DOC.
Ese día
en Rock al Parque, Échele cabeza’ analizó en total 17 muestras, de las cuales
ocho eran cocaína y nueve, LSD. El promedio de pureza del 'perico' analizado
fue de entre 50 y 75 por ciento. Por su parte, ningún cartón examinado contenía
el ácido. Estos datos demuestran una vez más lo que el proyecto y los
consumidores vienen pensando desde hace tiempo: buena parte de las drogas que
se venden en Bogotá son ‘chiviadas’.
La Zona
de Recuperación Cerca de la carpa en donde se presta el servicio de análisis de
drogas, ‘Échele cabeza’ cuenta con un espacio llamado ‘Zona de Recuperación’.
En ese lugar, se apoya y acompaña a quienes presenten crisis causadas por el
consumo de drogas ilícitas o la mezcla de estas con alcohol.
Un
paramédico brinda hidratación, un sillón para descansar y una cobija, a todo el
que llegue con síntomas de un ‘mal viaje’.
“Pretendemos
ser un espacio previo a que el muchacho termine en una caseta de primeros
auxilios o saliendo de un festival en ambulancia. Los médicos le aplican un
relajante muscular y le mandan ‘pepas’ (fármacos), eso ayuda, pero en su cabeza
puede estar en un viaje horrible”, reconoce Quintero.
¿Cómo
está Colombia en la reducción del consumo de drogas? A pesar de que en el 2007
el Gobierno Nacional estableció una política para la reducción del consumo de
sustancias psicoactivas, enfocada en la prevención y la mitigación del riesgo,
Daniel Mejía, director del Centro de Estudios sobre Drogas y Seguridad de la
Universidad de los Andes, opina que en esta materia el país está muy atrasado.
“Como el
país estuvo concentrado en la reducción de la oferta de drogas dejó a un lado
todo el tema de políticas públicas para evitar el consumo y hoy estamos viendo
las consecuencias: se venden más sustancias en las calles y existen daños más
graves, como lo hemos visto recientemente”, explica el experto.
Sobre
proyectos como ‘Échele cabeza’, Mejía considera que son necesarios. Sin
embargo, el catedrático asegura que estas iniciativas deben contar con más
trabajo científico, médico y psicológico para no poner en riesgo la vida de
quienes los frecuentan.
También
piensa que la información sobre drogas no les está llegando a los jóvenes. “Las
políticas serias de prevención deben trabajar de la mano con los colegios, y no
solo con los públicos, también con los privados. Hay que establecer cátedras
sobre el tema de drogas y explicarles (a los estudiantes) los riesgos a los que
se exponen”.
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