jueves, 5 de mayo de 2016

LECTURAS DE TRANSGÉNICOS TRABAJADAS EN LAS PRIMERAS CLASES



CADA DIA SE SIRVEN MÁS TRANSGENICOS

POR RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ | PUBLICADO EL 31 DE MARZO DE 2015

La siembra y el consumo de transgénicos viene en aumento en Colombia. A los tradicionales maíz y algodón se sumarán en el futuro otros como papa, caña y yuca. 

Llegan cada día a la mesa sin que nadie se entere. Y cada día conquistan nuevas tierras. Sí, el algodón y el maíz transgénicos son una realidad nacional, el año pasado se sembraron casi 17.000 hectáreas más de esos cultivos, incluidas algunas para las flores azules de exportación, completándose 119.000 hectáreas sembradas. Y aunque no hay forma de verificarlo, expresa María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, buena parte es para consumo humano.
No es una novedad, aunque el tema suscita todavía controversia en especial en el plano internacional si bien a ciencia cierta no se ha demostrado algún efecto nocivo de estos cultivos pese a campañas discontinuas dirigidas contra las pocas empresas que producen las semillas transgénicas, Monsanto y DuPont.
El maíz y el algodón modificados que se siembran contienen características para hacerlos más resistentes a ciertas plagas o a los herbicidas.
Un reporte este mes del Instituto Worldwatch recuerda que los transgénicos no han aliviado el hambre de la población sino ahorrado tiempo y recursos a los productores. En el planeta estos cultivos también avanzan: 181,5 millones de hectáreas sembradas, siendo Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá los principales productores.
Pero la idea no era esa. Sergio Valencia, agricultor del Meta que siembra maíz transgénico, confirma que con estos cultivos, por los cuales optó en 2009, ahorra en la aplicación de insecticidas y herbicidas concediéndole tranquilidad para dedicarse a otras labores y reduciendo la contaminación.
Transformación
Pero no son los únicos cultivos con semillas modificadas genéticamente. Soya y canola son otros y algunos para producir biocombustibles.
Las semillas transgénicas para cultivos nacieron para mejorar rasgos como la tolerancia a herbicidas y a plagas, pero han ido evolucionando.
“Al comienzo era la inserción de genes provenientes de organismos como bacterias, pero ya se introducen genes de plantas con las características requeridas de la misma especie o en otra del reino vegetal”, explica Ingrid Schuler, docente e investigadora de la Universidad Javeriana.
Se han agregado valores nutricionales, como mayor contenido de vitamina A en el llamado arroz dorado.
“En Colombia se han adoptado y adaptado en cultivos de interés. Lo que nos hemos concientizado investigadores, productores, consumidores es que es una opción con grandes ventajas, que debe ser evaluada, pero que el uso de tecnologías da más seguridad, no del 100%, pero no se ha demostrado nivel de riesgo que impida consumirlos”.
En el país, el principal cultivo con semilla modificada es el maíz, con un crecimiento sostenido, seguido del algodón. Uscátegui informa que se aprobó la soya para los Llanos y el Valle del Cauca, pero no ha comenzado a sembrarse. Y de los productos en estudio el más avanzado es la papa resistente a la polilla guatemalteca, de la CIB en Medellín. Otros son la yuca con más vitamina A que desarrolla el Ciat y la caña de azúcar resistente al virus de la hoja amarilla.
Los productos que llegan del extranjero como soya y maíz están orientados a la alimentación animal.
Hay 12 hectáreas dedicadas al cultivo de rosas y claveles azules, pero son para exportar.
“El 96% del algodón sembrado es genéticamente modificado y el 15% del maíz”, dice. De algodón había sembradas 29.838 hectáreas en 2014.
Schuler indica que la tecnología es adoptada incluso por pequeños agricultores porque les es rentable.
Biotecnología plena.




ALIMENTOS TRANSGENICOS MANIPULACION GENETICA DE LOS ALIMENTOS

Se denominan alimentos transgénicos a los obtenidos por manipulación genética que contienen un aditivo derivado de un organismo sometido a ingeniería genética; también se llaman así a aquellos que son resultado de la utilización de un producto auxiliar para el procesamiento, creado gracias a las técnicas de la ingeniería genética.
La biotecnología de alimentos aplica los instrumentos de la genética moderna a la mejora de localidad de los productos derivados de las plantas, animales y microorganismos. Desde tiempos remotos, él hombre ha seleccionado, sembrando y cosechado las semillas que permiten la obtención de los alimentos necesarios para el mantenimiento de su metabolismo. De la misma manera, se ha fabricado pan, cerveza, vino o queso sin conocimiento alguno acerca de la ciencia genética involucrada en estos procesos. Desde muy antiguo, los genes de los alimentos han sufrido una modificación, destinada a aumentar sus cualidades benéficas. La biotecnología moderna permite a los productores de alimentos hacer exactamente lo mismo en la actualidad, pero con mayor nivel de comprensión y capacidad selectiva.
En un principio, el hombre se alimentaba de los animales que podía cazar o de las especies vegetales que crecían en su entorno más inmediato, Posteriormente se idearon técnicas para cultivar ciertas plantas. Cuando los primeros seres humanos decidieron establecerse y cultivar sus alimentos, en lugar de vagar para encontrarlos, nacieron la agricultura y la civilización. Con el tiempo, los métodos se han vuelto más sofística-. dos, pero todos los intentos por mejorar los cultivos de alimentos han dependido, del enfoque popular de la naturaleza hacia la producción. Las aves y abejas aún permiten a los reproductores cruzar cultivos con sus parientes silvestres. La reproducción de híbridos desarrolla características deseables, tales como un sabor más agradable, un color más intenso y mayor resistencia a ciertas enfermedades vegetales.
La era de los denominados «alimentos transgénicos» para el consumo humano directo se inauguró el 18 de mayo de 1994, cuando la Food and Drug Adminístration de los  Estados Unidos autorizó la comercialización del primer alimento con un gen «extraño»  el tomateFlavr-Savr; obtenido por la empresa Calgene. Desde entonces se han elaborado cerca de cien vegetales con genes ajenos insertados. Los productos que resultan de la manipulación genética se pueden clasificar de acuerdo con los siguientes criterios:
• Organismos susceptibles de ser utilizados como alimento y que han sido sometidos a ingeniería genética como, por ejemplo, las plantas manipuladas genéticamente que se cultivan y cosechan.
• Alimentos que contienen un aditivo derivado de un organismo sometido ingeniería genética.
• Alimentos que se han elaborado Utilizando un producto auxiliar para el procesamiento (por ejemplo, enzimas), creado gracias a las técnicas de la ingeniería genética. Este tipo de sustancias suelen denominarse alimentos recombinantes. Para incorporar genes foráneos comestibles en la planta o en el animal, es preciso introducir vectores o «parásitos genéticos», como plásmidos y virus, a menudo inductores de tumores y otras enfermedades —por ejemplo, sarcomas y leucemias…… Estos vectores llevan genes marcadores que determinan la resistencia a antibióticos como la kanamicina o la ampicilina, que se pueden incorporar a las poblaciones bacterianas (de nuestros intestinos, del agua o del suelo). La aparición de más cepas bacterianas patógenas resistentes a antibióticos constituye un peligro para la salud pública.



Beneficios de la biotecnología de alimentos
Estas nuevas técnicas auguran posibilidades reales de optimizar la producción de alimentos. El método mencionado en el caso de los tomates —cosechados para el consumo directo, sin necesidad de que maduren artificialmente en cámaras— se está aplicando al cultivo de melones, duraznos, plátanos y papayas de mejor sabor, y a flores recién cortadas, cuya duración se prolonga. Más concretamente, la biotecnología influirá positivamente en los siguientes aspectos:
• Mejor calidad de los granos en semilla. • Mayores niveles de proteínas en los cultivos de forrajes.• Tolerancia a sequías e inundaciones ‘•Tolerancia a sales y metales.
• Tolerancia al frío y al calor.
Riesgos de la Biotecnología de los alimentos
La introducción de genes nuevos en el genoma de la planta o del animal manipulado provoca transformaciones impredecibles de su funcionamiento genético y de SU metabolismo celular; el proceso puede acarrear la síntesis de proteínas extrañas para el organismo —responsables de la aparición de alergias en los consumidores…..; la producción de sustancias tóxicas que no están presentes en el alimento no manipulado, así como alteraciones de las propiedades nutritivas (proporción de azúcares, grasas, proteínas, vitaminas, etc.).
Hay suficientes peligros reales como para afirmar que estos alimentos no son seguros. Las experiencias pasadas con biocidas como el DDT, aconsejan una prudencia extrema. Junto a los riesgos sanitarios, la amenaza para el medio ambiente es, incluso, más preocupante La extensión de Cultivos transgénicos pone en peligro la biodiversidad del planeta potencia la erosión y la contaminación genética, además del uso de herbicidas (un importante foco de contaminación de las aguas y de los suelos de cultivo). Según un informe de la OCDE, el 66% de las experimentaciones de campo con cultivos transgénicos que se realizaron en años recientes estuvieron encaminadas a la creación de plantas resistentes a herbicidas La Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos advierte de que este herbicida de amplio espectro ha situado al borde de la extinción a una gran variedad de especies vegetales del país; por otro lado, está considerado uno de los más tóxicos para microorganismos del suelo, Como hongos, actinomicetos y levaduras.
Otra de las preocupaciones fundadas es el posible escape de los genes transferidos hacía poblaciones de plantas silvestres, relacionadas con dichos cultivos transgénicos, mediante el flujo de polen: la existencia de numerosas hibridaciones entre si todos los cultivos transgénicos y sus parientes silvestres ha sido bien documentada La introducción de plantas transgénicas resistentes a plaguicidas y herbicidas en los campos de cultivo conlleva un elevado riesgo de que estos genes de resistencia pasen, por Polinización cruzada a malas hierbas silvestres emparentadas creándose así las denominadas «súper malas hierbas», capaces de causar graves daños en plantas y ecosistemas naturales.
A su vez, estas plantas transgénicas con características nuevas pueden desplazar a especies autóctonas de sus nichos ecológicos. La liberación de organismos modificados genéticamente al medio ambiente tiene consecuencias a menudo imprevisibles, pues una vez liberados —el animal o la planta —,se reproducen y se dispersan por su hábitat, imposibilitando cualquier control.



¿Cómo se hace un análisis de drogas?

Un grupo de jóvenes en Bogotá examina sustancias psicoactivas para informar sobre sus riesgos.

Por:  JOSÉ DARIO PUENTES | 
 11:09 a.m. | 27 de agosto de 2015
Es el primer día de Rock al Parque 2015. La lluvia cae por tandas sobre el Parque Simón Bolívar, en el Occidente de Bogotá. Los asistentes hacen fila para someterse a las rutinarias requisas de la Policía. Lo decomisado termina en bolsas negras, solo se salva lo que se ‘encaleta’ bien.
Carlos* y Mateo*, de 18 años, hacen parte de la masa de espectadores. Ambos van vestidos con chaqueta de cuero y pantalón ajustado, cargan dos bolsitas de ‘perico’ (cocaína) que pasan desapercibidas por los uniformados. Antes de buscar el escenario en el que tocará el grupo musical que cierra la jornada, deciden confirmar si la cocaína que compraron es realmente dicha droga, como se los aseguraron los vendedores. “Es que la están sacando ‘chiviada’”, dice uno de ellos.
Mientras tanto, un grupo de jóvenes en una carpa espera que consumidores como Carlos y Mateo se acerquen y pidan información sobre las drogas que ingerirán. Ellos pertenecen al proyecto ‘Échele cabeza cuando se dé en la cabeza’, liderado por la ONG bogotana Acción Técnica Social.
“Lo que hacemos es brindarle información a personas mayores de edad que ya han tomado la decisión de ingerir drogas y que no tienen problemas graves derivados de esto, con el fin de promover la reducción del consumo”, explica Julián Andrés Quintero, director de la organización.
‘Échele cabeza’ nació en el 2009 con los ‘raves’ ─fiestas de música electrónica─ de Bogotá y otros eventos en los que el consumo de drogas es evidente. “Siempre hemos intervenido en esos espacios. Nunca nos verán en la entrada de un colegio, ni en parques”, aclara Quintero. A través de folletos con llamativos mensajes como ‘Destrábese, manténgase atento’ o ‘Si decidió comprar trago pirata, no olvide pedir las gafas y el bastón’, informan sobre los riegos de consumir sustancias psicoactivas, sobre todo si están adulteradas.
Hace tres años, el Servicio de Análisis de Sustancias Psicoactivas (SAS) se incorporó al proyecto. Cuenta con el permiso del Fondo Nacional de Estupefacientes y el apoyo de la Secretaría de Salud de Bogotá, y busca analizar las drogas ─voluntariamente─ que se llevan a fiestas y conciertos, con el fin de que los consumidores conozcan la composición de las sustancias.
“Tenemos unos métodos muy sencillos con los que podemos decir dos cosas: uno, si hay presencia o no de la sustancia adquirida; y dos, si hay presencia de sustancias adulterantes”, precisa Julián Molina, químico farmacéutico y coordinador del SAS.
El análisis
Carlos saca de su billetera la bolsita de cocaína y se la entrega a uno de los miembros de ‘Échele cabeza’, para que la analice en un básico laboratorio montado allí. Confiesa que se siente nervioso, pues cambió de ‘dealer’ ─proveedor de droga─ y no sabe con qué se encontrará.
Se extrae una porción del polvo blanco, que es depositada en otra bolsita: es la muestra para el análisis. Enseguida, Carlos debe responder unas preguntas: en cuál barrio o localidad vive, por cuánto dinero y en dónde compró la droga. “Yo compré ese 'perico' en Chapinero, a 5.000 pesos. Debe ser del más 'paila' ”, dice.
Molina usa unos guantes de látex negros y comienza el procedimiento. “Para analizar cocaína, usamos la prueba de Scott semicuantitativo. Consiste en aplicarle un reactivo a la muestra para identificar un promedio general de la droga. Luego la centrifugo por un tiempo y obtengo el resultado”.
 Esa conclusión expresa en porcentajes la cantidad real de la droga en determinada sustancia: entre 0 y 25 por ciento, entre 25 y 50 por ciento, entre 50 y 75 por ciento, y más de 75 por ciento.
El ‘perico’ que compró Carlos es realmente cocaína de entre 50 y 75 por ciento. “El otro 50 o 25 por ciento es un adulterante desconocido que puede provocar un ‘mal viaje’ ”, advierte el químico farmacéutico.
Ahora es el turno de Mateo. “Toca saber qué es lo que uno se mete, ¿no? Escuché que están rebajando la droga con sedantes para animales”, cuenta mientras entrega la muestra; su prueba da el mismo resultado que la de Carlos. Posteriormente, se marchan tranquilos con los análisis, tanto, que deciden ‘pegarse el viaje’ a pesar de que ese ‘perico’ no es puro.
Cabe destacar que las pruebas usabas por el SAS no solo sirven para medir la cantidad de droga existente en una sustancia. También ayudan a detectar adulterantes o descubrir nuevos psicoactivos.
“Quien elige es la persona. Nosotros no tenemos una visión prohibicionista. Solo le damos la información para que tome la decisión”, aclara Quintero. Sin embargo, cuenta que ha visto jóvenes que, al recibir el resultado del análisis, tiran la droga para evitar consumirla. “Hasta algunos se han enojado y dicen: ‘¡Esto es una mierda! Me estafaron’ ”.
La marihuana es la droga de mayor consumo en Colombia según la última Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas, realizada en el 2013 por el Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia. La cocaína ocupa el segundo lugar. En el mismo estudio también se detectó un incremento en el uso de estas sustancias, en comparación con el 2008.
A mediados del 2014, ‘Échele cabeza’ publicó los resultados de varios análisis elaborados en festivales y fiestas a los que fueron invitados. El 65 por ciento de la cocaína analizada tenía un nivel de pureza menor al 50 por ciento, es decir, la droga estaba adulterada. En cuanto a las pruebas que hicieron en LSD (una de las drogas sintéticas que existen en el mercado), el resultado preocupa: ninguna muestra tenía el ácido.
El LSD y otras drogas sintéticas
Horas más tarde, un joven de unos 20 años se acerca a la carpa. Pregunta por el análisis y entrega un pequeño cartón de LSD. Un integrante de ‘Échele cabeza’ corta con un bisturí la muestra y Vanesa Morris, coordinadora del proyecto, la recibe. Es socióloga de profesión, pero se preparó para realizar las pruebas.
“Todos nuestros colaboradores recibieron las debidas capacitaciones”, destaca Quintero.
Morris procede a hacer un test colorimétrico conocido como cromatografía en capa fina o TLC (por sus siglas en inglés). Aplica sobre la muestra un reactivo. Si presenta fluorescencia, quiere decir que sí es la sustancia. Pero si se torna color amarillo, indica que se trata de 25i –NBOMe, una anfetamina que produce efectos psicodélicos más potentes que el mismo LSD y la cual se vende en las calles como si fuera ácido, según ha detectado el proyecto.
“Aún no están claros los daños colaterales del 25i –NBOMe. Lo que hemos visto son ‘malos viajes’ o intoxicaciones agudas. El LSD se demora 40 minutos en hacer efecto, mientras que esa sustancia actúa más rápido”, argumenta Morris.
Otra de las preocupaciones del equipo de ‘Échele cabeza’ son las drogas sintéticas. En las muestras han identificado, por ejemplo, que el MDMA –mejor conocido como ‘éxtasis’– se está adulterando con DOC, una sustancia que genera alta estimulación y cuyo efecto puede durar mucho más tiempo.
“Nosotros nos debemos mucho a los usuarios. Nos traen lo último que sale para analizar cómo es. Ahí nos damos cuenta de las cosas raras que van apareciendo”, cuenta Quintero. De ese modo, descubrieron este año la circulación de una pastilla de ‘éxtasis’ llamada ‘Heisenberg’. Es azul y tiene el rostro de Walter White, el protagonista de la serie de televisión estadounidense ‘Breaking Bad’. Al someterla a las pruebas, encontraron que no era MDMA, sino DOC.
Ese día en Rock al Parque, Échele cabeza’ analizó en total 17 muestras, de las cuales ocho eran cocaína y nueve, LSD. El promedio de pureza del 'perico' analizado fue de entre 50 y 75 por ciento. Por su parte, ningún cartón examinado contenía el ácido. Estos datos demuestran una vez más lo que el proyecto y los consumidores vienen pensando desde hace tiempo: buena parte de las drogas que se venden en Bogotá son ‘chiviadas’.
La Zona de Recuperación Cerca de la carpa en donde se presta el servicio de análisis de drogas, ‘Échele cabeza’ cuenta con un espacio llamado ‘Zona de Recuperación’. En ese lugar, se apoya y acompaña a quienes presenten crisis causadas por el consumo de drogas ilícitas o la mezcla de estas con alcohol.
Un paramédico brinda hidratación, un sillón para descansar y una cobija, a todo el que llegue con síntomas de un ‘mal viaje’.
“Pretendemos ser un espacio previo a que el muchacho termine en una caseta de primeros auxilios o saliendo de un festival en ambulancia. Los médicos le aplican un relajante muscular y le mandan ‘pepas’ (fármacos), eso ayuda, pero en su cabeza puede estar en un viaje horrible”, reconoce Quintero.
¿Cómo está Colombia en la reducción del consumo de drogas? A pesar de que en el 2007 el Gobierno Nacional estableció una política para la reducción del consumo de sustancias psicoactivas, enfocada en la prevención y la mitigación del riesgo, Daniel Mejía, director del Centro de Estudios sobre Drogas y Seguridad de la Universidad de los Andes, opina que en esta materia el país está muy atrasado.
“Como el país estuvo concentrado en la reducción de la oferta de drogas dejó a un lado todo el tema de políticas públicas para evitar el consumo y hoy estamos viendo las consecuencias: se venden más sustancias en las calles y existen daños más graves, como lo hemos visto recientemente”, explica el experto.
Sobre proyectos como ‘Échele cabeza’, Mejía considera que son necesarios. Sin embargo, el catedrático asegura que estas iniciativas deben contar con más trabajo científico, médico y psicológico para no poner en riesgo la vida de quienes los frecuentan.
También piensa que la información sobre drogas no les está llegando a los jóvenes. “Las políticas serias de prevención deben trabajar de la mano con los colegios, y no solo con los públicos, también con los privados. Hay que establecer cátedras sobre el tema de drogas y explicarles (a los estudiantes) los riesgos a los que se exponen”.
http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/jovenes-testean-drogas-para-reducir-el-consumo-en-bogota/16295335

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